Kálmán Záborszky, director de la Escuela de Música Szent István király decidió construir una sala de conciertos para su escuela de fama mundial. Cómo todo lo que pudo conseguir era patrocinio para construir una sala de deporte, se construyó la sala de concierto como si fuese una sala de deporte.
No es fácil casar las formas y funciones de una sala de deporte con las de una sala de concierto. Sin embargo, en este caso, se logró hacerlas compatibles entre sí, con instrumentos puritanos. Las superficies de ladrillos perforado tienen siempre funciones acústicas. La superficie lisa de madera hace resonar los sonidos. Éva Arató fue la arquitecta de sonidos del espacio. Hoy, este espacio funciona como estudio de grabación de gran calidad y sala de concierto.